Las razones para no canjear a solo 63 colombianos (3)
lunes, marzo 28, 2005
Para el Estado, la permanencia de los 63 secuestrados en poder de las Farc es un pesado problema operativo para la guerrilla. La jugada que intentaron hacer con el secuestro de estos 63 conciudadanos les salió mal. Veamos las razones:
Desde el punto de vista estratégico, el Estado ve que 63 secuestrados, la mayoría con entrenamiento para el combate, requieren de una guardia numerosa que automáticamente queda al margen de las operaciones terroristas. Este pie de fuerza es requerido por los guerrilleros para repeler las acciones del Ejército en los diferentes sitios en donde se está adelantando el Plan Patriota.
Si a esto le sumamos que estos secuestrados no representan dinero para las Farc, tenemos que los gastos para la alimentación, la dotación, los medicamentos y todos los elementos que requieren para su vida cotidiana (si al estar secuestrado se le puede llamar vida) corren por cuenta de la guerrilla y que no serán reembolsados al momento de la liberación.
Hagamos cuentas: los 63 secuestrados en total requieren anualmente 22995 raciones de comida, si solo comen una vez al día. Si son las tres comidas normales, hablaríamos de 69 mil raciones de comida al año. Si cada ración cuesta más o menos $2000, las Farc estarían perdiendo 138 millones de pesos anuales. Si a esto le damos un promedio de 5 años de secuestro para estos conciudadanos, en solo comida las Farc habrán gastado cerca de 700 millones de pesos.
A lo anterior, sumemos la ropa, que según un informe gubernamental, cuesta $60.000 trimestrales por persona. Como los 63 son secuestrados, supongamos que solo les dan dos dotaciones al año, es decir, $120.000 por cabeza. Esto representa en los cinco años casi 40 millones de pesos. En medicinas, instalaciones, sueldos de los guardias y traslados podemos hablar de un total de mil millones de pesos en costos no reembolsables para las Farc.
Claro, el dinero lo recuperan con un cargamento de narcóticos. Pero el tema de movilidad, la reducción de su pie de fuerza y el dinero se suman y pesan a la hora de hacer un balance de costo – beneficio para las Farc.
La guerrilla está desesperada con los 63 secuestrados. No han servido de instrumento político. Tampoco les han permitido recuperar el grueso de los terroristas que están en las cárceles. La opinión nacional e internacional ejerce presión contra el Estado y contra ellos, lo que perjudica las acciones diplomáticas de ese grupo en el exterior y deja al gobierno la posibilidad de señalarlos como los directos responsables por la seguridad y la vida de estas personas.
Por eso proponen el canje. Porque los secuestrados se les han convertido en lastre y esa es la razón para reducir sus exigencias de despejar tres departamentos a solo dos municipios. Las Farc quieren deshacerse de estos secuestrados y si de paso logran conseguir algo, pues mucho mejor. Esta situación la tiene clara el gobierno nacional, que así parezca indiferente, tiene en su poder una valiosa estrategia de desgaste contra los terroristas de las Farc.
Desde el punto de vista estratégico, el Estado ve que 63 secuestrados, la mayoría con entrenamiento para el combate, requieren de una guardia numerosa que automáticamente queda al margen de las operaciones terroristas. Este pie de fuerza es requerido por los guerrilleros para repeler las acciones del Ejército en los diferentes sitios en donde se está adelantando el Plan Patriota.
Si a esto le sumamos que estos secuestrados no representan dinero para las Farc, tenemos que los gastos para la alimentación, la dotación, los medicamentos y todos los elementos que requieren para su vida cotidiana (si al estar secuestrado se le puede llamar vida) corren por cuenta de la guerrilla y que no serán reembolsados al momento de la liberación.
Hagamos cuentas: los 63 secuestrados en total requieren anualmente 22995 raciones de comida, si solo comen una vez al día. Si son las tres comidas normales, hablaríamos de 69 mil raciones de comida al año. Si cada ración cuesta más o menos $2000, las Farc estarían perdiendo 138 millones de pesos anuales. Si a esto le damos un promedio de 5 años de secuestro para estos conciudadanos, en solo comida las Farc habrán gastado cerca de 700 millones de pesos.
A lo anterior, sumemos la ropa, que según un informe gubernamental, cuesta $60.000 trimestrales por persona. Como los 63 son secuestrados, supongamos que solo les dan dos dotaciones al año, es decir, $120.000 por cabeza. Esto representa en los cinco años casi 40 millones de pesos. En medicinas, instalaciones, sueldos de los guardias y traslados podemos hablar de un total de mil millones de pesos en costos no reembolsables para las Farc.
Claro, el dinero lo recuperan con un cargamento de narcóticos. Pero el tema de movilidad, la reducción de su pie de fuerza y el dinero se suman y pesan a la hora de hacer un balance de costo – beneficio para las Farc.
La guerrilla está desesperada con los 63 secuestrados. No han servido de instrumento político. Tampoco les han permitido recuperar el grueso de los terroristas que están en las cárceles. La opinión nacional e internacional ejerce presión contra el Estado y contra ellos, lo que perjudica las acciones diplomáticas de ese grupo en el exterior y deja al gobierno la posibilidad de señalarlos como los directos responsables por la seguridad y la vida de estas personas.
Por eso proponen el canje. Porque los secuestrados se les han convertido en lastre y esa es la razón para reducir sus exigencias de despejar tres departamentos a solo dos municipios. Las Farc quieren deshacerse de estos secuestrados y si de paso logran conseguir algo, pues mucho mejor. Esta situación la tiene clara el gobierno nacional, que así parezca indiferente, tiene en su poder una valiosa estrategia de desgaste contra los terroristas de las Farc.