Una visión del secuestro en Colombia
miércoles, marzo 14, 2007
NOTA DEL DIRECTOR: El viernes pasado recibí este artículo de Lesvia Fuentes que resulta interesante para ver algunos puntos de vista sobre el flagelo del secuestro en Colombia.
Cinco años del secuestro de la ex-candidata presidencial
Historia de Ingrid, historia de los colombianos
Hoy se cumplen 1.825 días del secuestro de Ingrid Betancourt y 49 días desde que el ministro Fernando Araújo Perdomo recorrió los pasos de la libertad tras permanecer 2.223 días en poder de sus captores, ambos casos atribuidos a las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
Los dos comparten una historia común, como lo es también la de aquellos colombianos que corren y corrieron su misma suerte: víctimas de la macabra industria del secuestro.
Igualmente, Betancourt y Araújo Perdomo llevaron la problemática del secuestro en Colombia a los titulares de prensa de los principales medios de comunicación del planeta. La primera es símbolo indiscutible de los colombianos que hoy padecen este flagelo; el segundo representa los anhelos y la esperanza de quienes aún permanecen cautivos y de sus familias.
De 45 años de edad, el plagio de la ex-candidata presidencial Ingrid Betancourt se produjo el 23 de febrero de 2002, cuando miembros de las FARC la interceptaron en el sitio El Líbano, sobre la vía que comunica a los municipios de Montañitas y San Vicente del Caguán. En la zona situada en el sur de Colombia, tres días atrás se habían roto las negociaciones de paz entre la organización extremista y el gobierno de Andrés Pastrana.
Por su parte, el secuestro de Araújo Perdomo –nombrado el lunes anterior como ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Álvaro Uribe Vélez– ocurrió el 4 de diciembre de 2000, cuando practicaba deporte en Cartagena, ciudad situada en el norte del país. El pasado 5 de enero recobró su libertad como resultado de una operación que las Fuerzas Militares adelantaron contra el frente de las Farc que lo tenía en su poder.
Cinco años del secuestro de la ex-candidata presidencial
Historia de Ingrid, historia de los colombianos
Hoy se cumplen 1.825 días del secuestro de Ingrid Betancourt y 49 días desde que el ministro Fernando Araújo Perdomo recorrió los pasos de la libertad tras permanecer 2.223 días en poder de sus captores, ambos casos atribuidos a las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
Los dos comparten una historia común, como lo es también la de aquellos colombianos que corren y corrieron su misma suerte: víctimas de la macabra industria del secuestro.
Igualmente, Betancourt y Araújo Perdomo llevaron la problemática del secuestro en Colombia a los titulares de prensa de los principales medios de comunicación del planeta. La primera es símbolo indiscutible de los colombianos que hoy padecen este flagelo; el segundo representa los anhelos y la esperanza de quienes aún permanecen cautivos y de sus familias.
De 45 años de edad, el plagio de la ex-candidata presidencial Ingrid Betancourt se produjo el 23 de febrero de 2002, cuando miembros de las FARC la interceptaron en el sitio El Líbano, sobre la vía que comunica a los municipios de Montañitas y San Vicente del Caguán. En la zona situada en el sur de Colombia, tres días atrás se habían roto las negociaciones de paz entre la organización extremista y el gobierno de Andrés Pastrana.
Por su parte, el secuestro de Araújo Perdomo –nombrado el lunes anterior como ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Álvaro Uribe Vélez– ocurrió el 4 de diciembre de 2000, cuando practicaba deporte en Cartagena, ciudad situada en el norte del país. El pasado 5 de enero recobró su libertad como resultado de una operación que las Fuerzas Militares adelantaron contra el frente de las Farc que lo tenía en su poder.
7.639 historias
Las cifras de secuestro entre 1996 y el 2001 eran alarmantes. Según País Libre, 15.214 colombianos fueron secuestrados en este período, siendo el 2000 el año más crítico con 3.572 casos.
Pero es un hecho que en el último lustro se ha registrado un descenso vertiginoso en la tasa de secuestros en Colombia. El resultado es directamente proporcional a la ejecución de la Política de Defensa y Seguridad Democrática del Gobierno. De 2.558 secuestros reportados en diciembre de 2002 se pasó a 687 a finales del año pasado, lo que equivale a una reducción del 272 por ciento en la comisión del delito.
Sin embargo, en Colombia ocurrieron 7.639 historias similares a las de Ingrid Betancourt o de Fernando Araújo Perdomo entre el 23 de febrero de 2002 y la fecha. Esta fría cifra corresponde a la realidad de los colombianos anónimos que según el Fondo de Desarrollo para la Libertad Personal (Fondelibertad) fueron plagiados en ese tiempo. Hoy, únicamente 833 colombianos permanecen secuestrados, muchos de ellos hace más de cinco años.
De estos 7.639 episodios de secuestro registrados por Fondelibertad desde el día que tuvo lugar el plagio de Betancourt, al menos 2.203 son endosados a estructuras de las FARC. La cifra equivale al 28,84 por ciento de los casos.
La delincuencia común y organizada ocupa el segundo lugar en la participación del ilícito con 1.681 plagios (22,01 por ciento), seguida de cerca por el llamado Ejército de Liberación Nacional (Eln) con 1.377 (18,03 por ciento) en los que las autoridades tienen certeza sobre su autoría. La cuota de los grupos de autodefensa es baja: 489 raptos que corresponden al 6,40 por ciento.
En relación con el género, Fondelibertad registró el secuestro de 5.885 personas de sexo masculino, mientras el número de mujeres fue de 1.754 en este período. La edad de las víctimas es otra variable importante, pues 1.111 niños y niñas –entre un mes de nacidos y 17 años de edad– hacen parte de las cifras oficiales.
Por ubicación geográfica, Antioquia, con 1.083 casos de secuestro en estos últimos cinco años, es el departamento más azotado por el flagelo. El delito del secuestro también ha cobrado un importante número de víctimas en Cesar (542), Bogotá (537), Meta (493), Cundinamarca (481), Tolima (428) y Valle (385), para citar los lugares de mayor incidencia.
Con todo, la situación de los secuestros perpetrados en el último lustro evolucionó positivamente, en buena medida por la acción decidida de los Grupos de Acción Unificada para la Libertad (Gaulas) de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional. En este tiempo, las acciones militares y policiales posibilitaron el rescate de 1.613 secuestrados. Otros 489 recobraron la libertad por la presión de las operaciones militares ejecutadas para su rescate en las áreas donde eran mantenidos por su captores.
Los números también indican que 4.264 secuestrados fueron liberados luego de acceder a las pretensiones de sus plagiarios y 139 se fugaron. En nueve casos obró la intervención de organismos humanitarios.
Pero no todos los raptos tuvieron un final feliz. La estadística señala que 271 personas murieron o fueron asesinadas en cautiverio; la cifra no incluye un listado de 21 víctimas sobre las que se tienen serias sospechas acerca de su deceso.
Hoy, cinco años después de su secuestro, el comité de apoyo a Ingrid Betancourt llevará a cabo actos diversos de solidaridad y para sensibilizar sobre su suerte, en Francia, Colombia y otros países de Europa y América.
Pero nadie hablará en nombre de los 833 colombianos que permanecen en poder de organizaciones como las FARC, el Eln o las bandas organizadas que se lucran del ilícito. Su destino también merece el repudio de la comunidad internacional.
Las cifras de secuestro entre 1996 y el 2001 eran alarmantes. Según País Libre, 15.214 colombianos fueron secuestrados en este período, siendo el 2000 el año más crítico con 3.572 casos.
Pero es un hecho que en el último lustro se ha registrado un descenso vertiginoso en la tasa de secuestros en Colombia. El resultado es directamente proporcional a la ejecución de la Política de Defensa y Seguridad Democrática del Gobierno. De 2.558 secuestros reportados en diciembre de 2002 se pasó a 687 a finales del año pasado, lo que equivale a una reducción del 272 por ciento en la comisión del delito.
Sin embargo, en Colombia ocurrieron 7.639 historias similares a las de Ingrid Betancourt o de Fernando Araújo Perdomo entre el 23 de febrero de 2002 y la fecha. Esta fría cifra corresponde a la realidad de los colombianos anónimos que según el Fondo de Desarrollo para la Libertad Personal (Fondelibertad) fueron plagiados en ese tiempo. Hoy, únicamente 833 colombianos permanecen secuestrados, muchos de ellos hace más de cinco años.
De estos 7.639 episodios de secuestro registrados por Fondelibertad desde el día que tuvo lugar el plagio de Betancourt, al menos 2.203 son endosados a estructuras de las FARC. La cifra equivale al 28,84 por ciento de los casos.
La delincuencia común y organizada ocupa el segundo lugar en la participación del ilícito con 1.681 plagios (22,01 por ciento), seguida de cerca por el llamado Ejército de Liberación Nacional (Eln) con 1.377 (18,03 por ciento) en los que las autoridades tienen certeza sobre su autoría. La cuota de los grupos de autodefensa es baja: 489 raptos que corresponden al 6,40 por ciento.
En relación con el género, Fondelibertad registró el secuestro de 5.885 personas de sexo masculino, mientras el número de mujeres fue de 1.754 en este período. La edad de las víctimas es otra variable importante, pues 1.111 niños y niñas –entre un mes de nacidos y 17 años de edad– hacen parte de las cifras oficiales.
Por ubicación geográfica, Antioquia, con 1.083 casos de secuestro en estos últimos cinco años, es el departamento más azotado por el flagelo. El delito del secuestro también ha cobrado un importante número de víctimas en Cesar (542), Bogotá (537), Meta (493), Cundinamarca (481), Tolima (428) y Valle (385), para citar los lugares de mayor incidencia.
Con todo, la situación de los secuestros perpetrados en el último lustro evolucionó positivamente, en buena medida por la acción decidida de los Grupos de Acción Unificada para la Libertad (Gaulas) de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional. En este tiempo, las acciones militares y policiales posibilitaron el rescate de 1.613 secuestrados. Otros 489 recobraron la libertad por la presión de las operaciones militares ejecutadas para su rescate en las áreas donde eran mantenidos por su captores.
Los números también indican que 4.264 secuestrados fueron liberados luego de acceder a las pretensiones de sus plagiarios y 139 se fugaron. En nueve casos obró la intervención de organismos humanitarios.
Pero no todos los raptos tuvieron un final feliz. La estadística señala que 271 personas murieron o fueron asesinadas en cautiverio; la cifra no incluye un listado de 21 víctimas sobre las que se tienen serias sospechas acerca de su deceso.
Hoy, cinco años después de su secuestro, el comité de apoyo a Ingrid Betancourt llevará a cabo actos diversos de solidaridad y para sensibilizar sobre su suerte, en Francia, Colombia y otros países de Europa y América.
Pero nadie hablará en nombre de los 833 colombianos que permanecen en poder de organizaciones como las FARC, el Eln o las bandas organizadas que se lucran del ilícito. Su destino también merece el repudio de la comunidad internacional.