¡Libres!
miércoles, febrero 27, 2008
Celebramos la liberación de cuatro secuestrados que pasaron más de un lustro bajo el oprobio y la tortura constante de las FARC. Todavía faltan 3130 seres humanos que permanecen secuestrados, más de 700 por la organización terrorista de las FARC, pero eso no impide que se celebre la libertad de cuatro personas inocentes que fueron sometidas a las peores violaciones de sus derechos.
La liberación de hoy refresca la memoria: el 20 de febrero de 2002, Hermíndez Buitrago, alias ‘Oscar’, cabecilla de la columna Teófilo Forero de las FARC, comandó el operativo para desviar un avión de la empresa Aires, con matrícula HK 3951, que cubría la ruta Neiva – Bogotá. La tripulación fue obligada a aterrizar en la carretera que comunica al municipio de El Hobo con la ciudad de Neiva, en el Huila. El objetivo: Secuestrar al senador Jorge Eduardo Gechem.
Al entonces presidente Pastrana le sugirieron, en un consejo extraordinario de seguridad, que les dijera a las FARC que tenían una hora de plazo para que dejaran en libertad al senador Gechem. La idea no le gustó a Pastrana y contestó molesto: “¿Y qué le respondemos a quienes nos pregunten por qué no le damos un plazo de una hora a las FARC para que liberen a todos los secuestrados y no solo al senador?”
Uno diría que hubiese podido responder muchas cosas si no hubiera sido tan avanzada la miopía del entonces Presidente: Ese ultimátum se habría convertido en una inequívoca señal de que la supuesta contraparte de las FARC hablaba en serio y que, por lo menos en apariencia, no estaba dispuesta a permitir más abusos (si eso es posible) por parte del narcoterrorismo.
De paso, una posición firme en plena negociación le hubiese dado a Pastrana una enorme posibilidad de realizar un nuevo intercambio “humanitario”, ese que ahora tanto reclama, por TODOS los secuestrados políticos que fueron plagiados durante su administración… Pero esto son solo situaciones que no ocurrieron, pues no había ni la inteligencia, ni el talante ni las agallas en la camarilla presidencial pro-FARC. Con firmeza o sin ella, Pastrana terminó haciendo lo único que podía hacer: Suspender los “diálogos” del Caguán.
Ese 20 de febrero, el día del secuestro de Gechem, posiblemente se dio, sin querer por supuesto, el primer golpe contundente contra las FARC en la historia del país: perdieron la zona de despeje, el Presidente derogó el estatus político y se reactivaron las órdenes de captura contra el secretariado de las FARC.
La suspensión de la zona de despeje fue una gran pérdida para las FARC, pues además de las 23 pistas clandestinas que habían construido en la zona, ampliaron los campos aéreos de Caquetania, Sachene y La Julia. A lo anterior se suma que los terroristas habían pasado de 16 mil a 25 mil hectáreas sembradas con coca.
Además del golpe territorial y financiero, las FARC perdieron la vitrina que habían obtenido en algunos sectores de la comunidad internacional, pues Pastrana les había permitido pavonearse a sus anchas por el mundo gracias al estatus político. De igual forma, por obra y gracia de sus propias acciones, el Secretariado del narcoterrorismo volvió a ser lo que siempre ha sido: un grupo de terroristas, asesinos y secuestradores que se lucran del narcotráfico y de la esclavitud de miles de personas que viven prácticamente cautivas en sus paraísos cocaleros.
Todo lo anterior demuestra que el secuestro de Gechem precipitó el punto de inflexión de las FARC. Sin embargo el país no puede olvidar que, seis años después, el narcoterrorismo y sus socios están reclamando exactamente lo que perdieron por esa torpe soberbia que los caracterizó hasta la llegada de Álvaro Uribe al poder.
Ahora, seis años después, las FARC deciden devolver al secuestrado del 20 de febrero de 2002, no solo por la esperanza que tienen en las promesas hechas en Caracas por el tirano y su concubina ideológica, sino y por sobre todo, por el plan que han elaborado desde Miraflores: Liberar a los políticos secuestrados como respuesta a los “enormes esfuerzos” que hace el tirano venezolano.
Para tal fin ya han anunciado que no liberarán a más secuestrados mientras el gobierno no les entregue dos municipios del Valle del Cauca. Después vendrán las intensas “negociaciones” del Coronel-paracaidista, quien obtendrá finalmente la liberación de los tres políticos que siguen secuestrados por las FARC: Alan Jara, Oscar Tulio Lizcano e Ingrid Betancourt. Con eso las FARC legitimarán al tirano venezolano y lo ubicarán en un lugar protagónico para la siguiente jugada: La presión para el intercambio de militares y policías por terroristas presos en una zona de despeje, pues ya saben que el mundo no le camina a reconocerlos como asesinos “altruistas”.
Pero ojo, en todo esto hay que preguntarse ¿Qué tienen Chávez y los otros que despierte el interés de las FARC si ellos no pueden ordenar, por ahora, un despeje con cien mil esclavos, ni sacar de las cárceles a los terroristas, ni darles la bendición política del estatus de beligerancia? La respuesta es clara: No hay negociación de Chávez con las FARC y solo es y será la ejecución de la estrategia trazada en el marco de UN SOLO PROYECTO TOTALITARIO QUE COMPARTEN HUGO CHÁVEZ, PIEDAD CÓRDOBA, EL PDA Y LAS FARC.
La liberación de hoy refresca la memoria: el 20 de febrero de 2002, Hermíndez Buitrago, alias ‘Oscar’, cabecilla de la columna Teófilo Forero de las FARC, comandó el operativo para desviar un avión de la empresa Aires, con matrícula HK 3951, que cubría la ruta Neiva – Bogotá. La tripulación fue obligada a aterrizar en la carretera que comunica al municipio de El Hobo con la ciudad de Neiva, en el Huila. El objetivo: Secuestrar al senador Jorge Eduardo Gechem.
Al entonces presidente Pastrana le sugirieron, en un consejo extraordinario de seguridad, que les dijera a las FARC que tenían una hora de plazo para que dejaran en libertad al senador Gechem. La idea no le gustó a Pastrana y contestó molesto: “¿Y qué le respondemos a quienes nos pregunten por qué no le damos un plazo de una hora a las FARC para que liberen a todos los secuestrados y no solo al senador?”
Uno diría que hubiese podido responder muchas cosas si no hubiera sido tan avanzada la miopía del entonces Presidente: Ese ultimátum se habría convertido en una inequívoca señal de que la supuesta contraparte de las FARC hablaba en serio y que, por lo menos en apariencia, no estaba dispuesta a permitir más abusos (si eso es posible) por parte del narcoterrorismo.
De paso, una posición firme en plena negociación le hubiese dado a Pastrana una enorme posibilidad de realizar un nuevo intercambio “humanitario”, ese que ahora tanto reclama, por TODOS los secuestrados políticos que fueron plagiados durante su administración… Pero esto son solo situaciones que no ocurrieron, pues no había ni la inteligencia, ni el talante ni las agallas en la camarilla presidencial pro-FARC. Con firmeza o sin ella, Pastrana terminó haciendo lo único que podía hacer: Suspender los “diálogos” del Caguán.
Ese 20 de febrero, el día del secuestro de Gechem, posiblemente se dio, sin querer por supuesto, el primer golpe contundente contra las FARC en la historia del país: perdieron la zona de despeje, el Presidente derogó el estatus político y se reactivaron las órdenes de captura contra el secretariado de las FARC.
La suspensión de la zona de despeje fue una gran pérdida para las FARC, pues además de las 23 pistas clandestinas que habían construido en la zona, ampliaron los campos aéreos de Caquetania, Sachene y La Julia. A lo anterior se suma que los terroristas habían pasado de 16 mil a 25 mil hectáreas sembradas con coca.
Además del golpe territorial y financiero, las FARC perdieron la vitrina que habían obtenido en algunos sectores de la comunidad internacional, pues Pastrana les había permitido pavonearse a sus anchas por el mundo gracias al estatus político. De igual forma, por obra y gracia de sus propias acciones, el Secretariado del narcoterrorismo volvió a ser lo que siempre ha sido: un grupo de terroristas, asesinos y secuestradores que se lucran del narcotráfico y de la esclavitud de miles de personas que viven prácticamente cautivas en sus paraísos cocaleros.
Todo lo anterior demuestra que el secuestro de Gechem precipitó el punto de inflexión de las FARC. Sin embargo el país no puede olvidar que, seis años después, el narcoterrorismo y sus socios están reclamando exactamente lo que perdieron por esa torpe soberbia que los caracterizó hasta la llegada de Álvaro Uribe al poder.
Ahora, seis años después, las FARC deciden devolver al secuestrado del 20 de febrero de 2002, no solo por la esperanza que tienen en las promesas hechas en Caracas por el tirano y su concubina ideológica, sino y por sobre todo, por el plan que han elaborado desde Miraflores: Liberar a los políticos secuestrados como respuesta a los “enormes esfuerzos” que hace el tirano venezolano.
Para tal fin ya han anunciado que no liberarán a más secuestrados mientras el gobierno no les entregue dos municipios del Valle del Cauca. Después vendrán las intensas “negociaciones” del Coronel-paracaidista, quien obtendrá finalmente la liberación de los tres políticos que siguen secuestrados por las FARC: Alan Jara, Oscar Tulio Lizcano e Ingrid Betancourt. Con eso las FARC legitimarán al tirano venezolano y lo ubicarán en un lugar protagónico para la siguiente jugada: La presión para el intercambio de militares y policías por terroristas presos en una zona de despeje, pues ya saben que el mundo no le camina a reconocerlos como asesinos “altruistas”.
Pero ojo, en todo esto hay que preguntarse ¿Qué tienen Chávez y los otros que despierte el interés de las FARC si ellos no pueden ordenar, por ahora, un despeje con cien mil esclavos, ni sacar de las cárceles a los terroristas, ni darles la bendición política del estatus de beligerancia? La respuesta es clara: No hay negociación de Chávez con las FARC y solo es y será la ejecución de la estrategia trazada en el marco de UN SOLO PROYECTO TOTALITARIO QUE COMPARTEN HUGO CHÁVEZ, PIEDAD CÓRDOBA, EL PDA Y LAS FARC.
Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.